Lo que hace apenas un siglo eran para muchos vastos terrenos de arena y roca, hoy los conocemos como Jordania, Siria o Israel. Estos estados nacieron al abrigo de las decisiones adoptadas desde Londres y París. A día de hoy, sus fronteras siguen siendo tan discutidas que son el origen de muchos de los conflictos bélicos que golpean nuestro mundo.

Si retrocedemos un poco en el tiempo, encontramos que los cincuenta estados que componen el país que acaba de abandonar a su suerte al pueblo afgano se fueron sumando a la unión a lo largo de los últimos doscientos años. Durante ese tiempo, las armas también quisieron tener su cuota de protagonismo.

Que las fronteras se comportan como un ser vivo, que avanzan o retroceden como si se trataran de un animal al acecho, es algo que los españoles conocemos de sobra. Esta cuestión centra la atención de la mayor parte de nuestros medios de comunicación y, por tanto, la de nuestros representantes públicos, que se afanan cada día en contentar los anhelos de quienes dicen sentirse diferentes, a pesar de que el riego continuo de millones que se les regala parece que nunca sirve para saciar su sed.  

Límites territoriales locales

Pero esta alteración de los límites que conforman un territorio no se limita sólo a las fronteras nacionales. También afecta a las lindes de nuestras entidades locales, de nuestros ayuntamientos. Representa una problemática habitual que determinadas zonas de un municipio reciban peores servicios o menores cuidados que otras, situación que con el paso del tiempo acaba generando entre los vecinos que en ellas residen cierta sensación de abandono. 

De hecho, esta posibilidad se recoge de forma expresa en el artículo 148.1.2º de la Constitución Española, que faculta a las Comunidades Autónomas a asumir competencias sobre alteraciones de los términos municipales comprendidos dentro de su territorio.

Segregación de Viñagrande

Quien escribe estas líneas conoció de cerca el proceso de segregación que en el año 1993 se vivió en el barrio de Viñagrande de Alcorcón. Tras un referéndum promovido por el grupo municipal de Izquierda Unida los vecinos de este barrio popular decidieron que deseaban dejar de ser pepineros para convertirse en alcorconeros.

En aquel caso la situación era especialmente llamativa. Algunos portales de un mismo edificio pertenecían a Alcorcón, si bien otros estaban dentro del término municipal de Leganés. Pero mientras que los primeros disfrutaban de un servicio de recogida de basura diario, los segundos tenían que esperar una semana a que el servicio de limpieza hiciera su trabajo.

Creación de nuevos municipios

Sin embargo, dar este paso no es sencillo. La creación de nuevos municipios sólo puede llevarse a cabo sobre núcleos de población territorialmente diferenciados que cuenten con al menos 5.000 habitantes. Asimismo, los dos municipios resultantes deben ser financieramente sostenibles, contar con recursos suficientes para el cumplimiento de las competencias y mantener la calidad de los servicios que venían siendo prestados.

Además, tampoco es posible la segregación de ningún núcleo de población cuando se encuentre unido por una calle o zona urbana a otro núcleo de población del que pretende segregarse. El centro de nuestro municipio, por tanto, deberá seguir esperando.

El ejemplo de Las Matas

Sin embargo, existe otro núcleo de población en Las Rozas que sí podría valorar esta idea. Como habrá imaginado el lector, me refiero a Las Matas. Son frecuentes las quejas de parte de sus vecinos que denuncian el olvido al que dicen estar sometidos por parte de nuestro Consistorio.

La recogida de basuras, el alumbrado, el estado de las aceras o los problemas derivados de la circulación son demandas frecuentes. Desconozco si estos problemas son reales, o si en caso de serlo tienen la trascendencia que las redes sociales nos hacen creer. Lo cierto es Las Matas se encuentra ubicada a casi diez kilómetros del centro de Las Rozas, pero a menos de siete kilómetros de Torrelodones.

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