No hay nada que suscite más alarma que asomarte a la ventana de casa y que, donde antes tenías unas vistas a un gran pinar, ahora tengas delante unas obras que no entiendes por qué ni para qué son. Los vecinos de la calle Clara Campoamor, en El Montecillo de Las Rozas, están viendo estos días pasar delante de sus viviendas a operarios y maquinaria pesada que está removiendo la zona de la Dehesa de Navalcarbón que linda con sus urbanizaciones. Hay quien desconoce que estas obras que está acometiendo el Ayuntamiento son para mejorar y recuperar una zona de la Dehesa denominada Finca la Talaverona. Una zona, “degradada desde hace años”, como indica a MeetLasRozas Jaime Santamarta, concejal de Medio Ambiente, y donde está previsto crear unos huertos urbanos, aulas de naturaleza, un centro de interpretación medioambiental y sendas interpretativas.

Una de las construcciones que forman parte de La Talaverona

Demanda de huertos urbanos

La Dehesa de Navalcarbón cuenta con 107 hectáreas de extensión. Se trata del espacio natural de mayor arraigo del municipio y es utilizado a diario como espacio de recreo y de deporte por parte de los roceños. La iniciativa de crear unos huertos urbanos con una extensión de 4.800 metros cuadrados no es una propuesta nueva ni una demanda actual. Según el concejal de Medioambiente, se trata de una decisión del Gobierno municipal que estaba incluida en el programa electoral del PP y que cuenta con el apoyo de diferentes asociaciones, como la Asociación Cultivando Las Rozas, de numerosos vecinos a nivel particular e incluso de otros partidos políticos del municipio.

Jaime Santamarta asegura que “el proyecto ha contado con una aceptación mayoritaria por parte de los partidos de la oposición», porque, según afirma, en ningún momento se pretende desproteger medioambientalmente la finca y los terrenos anexos pertenecientes a la Dehesa de Navalcarbón. El edil asevera no haber percibido en ningún momento crítica negativa alguna por parte del resto de grupos municipales hacia un proyecto que se está acometiendo y cofinanciando en un 50% con el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Un proyecto abierto a modificaciones

Para acometer todo el complejo medioambiental, las obras incluyen vallados perimetrales e interiores; una zona explanada junto al acceso principal en la calle Clara Campoamor, con aparcamiento público; caminos a modo de cortafuegos e interiores delimitando áreas; instalaciones generales de saneamiento, fontanería, electricidad, alumbrado; pérgolas de madera; sistemas de canales al descubierto para abastecimiento de agua a los huertos…

La falta de información ha provocado, dentro y fuera de las redes sociales, preocupación sobre todo entre los vecinos más afectados, aquellos cuyas viviendas están lindando con la zona en obras. Explicar bien lo que se pretende hacer, cuando afecta a una zona tan sensible como es la Dehesa de Navalcarbón, debería haber sido prioritario. Porque, además, tal y como nos indican, el proyecto no está cerrado y es susceptible de ser parcialmente modificado.

Para evitar malentendidos, el concejal de Medioambiente aclara que “no se van a recalificar terrenos. No se va a asfaltar, porque no solo no está permitido por ley, sino porque nuestro objetivo es proteger el entorno. No vamos a ocupar todo el espacio, nos limitamos a la finca de la Talaverona y su anexo sur, cuyas vallas se van a sustituir por otras nuevas”.

Las obras que se están acometiendo “no afectan al arbolado” y “no van a cerrar el paso desde la calle Clara Campoamor ni se va a vallar toda la longitud de la calle”. En cuanto al aparcamiento reservado para usuarios de los huertos y colegios, que tampoco se asfaltaría y que dispondría de un total de quince plazas para coches y dos para autobuses escolares, “no es algo rígido ni inflexible. Si esa zona incomoda no tenemos problema en modificarlo”, asegura Santamarta.

Finca La Talaverona

Mejorar una zona degradada

No se trata de restringir una zona de la Dehesa. No se trata de talar árboles. Sino de mejorar una zona degradada con el paso del tiempo. Al menos así lo asegura el concejal. Se trata de regenerar y darle un uso de ocio medioambiental a una pequeña parte del pinar emblemático de Las Rozas.

La Dehesa es un referente no solo para quienes viven en sus inmediaciones, sino para todos los roceños. Sería un ‘suicidio’ político acometer obras que no fueran encaminadas a mejorar este entorno natural privilegiado con el que cuenta Las Rozas. Sería un escándalo cualquier actuación contraria a preservar la Dehesa. Y nos aseguran que nada de esto se pretende hacer. Ahora solo hace falta que la información ‘brote’, que las malas hierbas se arranquen, y si es necesario, el agua se lleve lo que incomoda. Todo ello es necesario para que cuando terminen las obras, quienes se asomen a la ventana disfruten de mejores vistas, y quienes caminemos por la Dehesa sigamos haciéndolo más y mejor. Hablar, debatir, llegar a acuerdos, es el mejor ejercicio que se puede hacer en la Dehesa de Navalcarbón. Comenzamos este miércoles.