“Nos hace falta el relevo”, asevera Mercedes Muro, presidenta desde hace 25 años de la Junta Local de la Asociación contra el Cáncer de Las Rozas. A pesar de que cada vez hay más voluntarios que dedican su tiempo a los demás, “hay poca gente joven” que quiera coger el testigo a las diez mujeres que llevan, muchas de ellas, cinco lustros al frente de la Asociación roceña. “Ser voluntario, estar al lado de los enfermos, acompañarles, ayudarles, es lo más bonito del mundo. Das poco para lo mucho que recibes”, asegura Mercedes con rotundidad.

En 1996 la Asociación contra el Cáncer de Las Rozas comenzó una dura, pero a la vez, gratificante lucha por conseguir que quien padecía esta enfermedad no estuviera solo y tuviera a su alcance todo el apoyo posible, médico, humano y económico. Mercedes Muro siempre ha estado al frente, siempre ha sido la cara conocida de una asociación cuyo lema ha sido la discreción: “nadie tiene que saber dónde vas ni a qué enfermo vas a visitar”.

A Mercedes Muro siempre le gusta estar en un segundo plano, aunque pocas veces lo consigue. Siempre discreta, tímida, se pone nerviosa al hablar en público, pero ahí está. Ella y todas sus compañeras de batalla contra el cáncer. Diez mujeres “muy unidas porque llevamos muchos años juntas”. Diez voluntarias cuyo trabajo por los demás ha formado parte importante de sus vidas.

La cena contra el cáncer ha sido durante años una de las actividades donde más fondos se han recaudado

Inicios complicados                            

Cuando en 1996 Mercedes Muro recibió una llamada de la presidenta de la Asociación Española contra el Cáncer, la condesa de Elda, para crear una junta local en Las Rozas, Mercedes llevaba ya veinte años siendo voluntaria. Fueron años de formación y de las primeras cuestaciones para recaudar fondos.

La primera de esas cuestaciones fue en la urbanización Eurogar, recién construida en aquel momento. “Íbamos de puerta en puerta, dejábamos un sobre y luego lo recogíamos. Conseguimos 5.000 pesetas”. Muy poco si tenemos en cuenta el gran número de casas con las que contaba aquella urbanización. Aquello fue tan frustrante que decidieron, desde entonces, pedir el dinero en la calle, en los lugares más visibles del centro del pueblo.

Y así comenzaron a recaudar fondos a través de cenas benéficas, campeonatos deportivos, actividades culturales, y todo aquello que imaginaban. Aquellas primeras diez mujeres de la junta local consiguieron recaudar grandes sumas de dinero destinadas, casi en su totalidad, a la Residencia Oncológica de Madrid. Recaudaban tanto, que la residencia bautizó con el nombre de Las Rozas a una de sus habitaciones por ser el pueblo que más recaudaba de todo Madrid.

Las Rozas ha sido el pueblo que más ha recaudado fondos contra el cáncer de todo Madrid

“Podíamos con todo

Los inicios no fueron fáciles. Tras la llamada de Madrid había que buscar sede para la asociación. Buscaron por muchos sitios, incluido el recién construido Burgocentro. Pero los altos precios de su locales, “no podíamos pagarlos”, y se vieron obligadas a hablar con Bonifacio de Santiago, alcalde por aquel entonces de Las Rozas, para que les echara una mano. “Nos dio todo lo que necesitábamos, además de un despacho en Servicios Sociales”.

Desde aquel despacho, Mercedes y sus compañeras comenzaron a realizar un trabajo vertiginoso. “Durante diez años hicimos pruebas de próstata. A la sede de la asociación acudían un médico y una enfermera, y desde El Escorial se fletaban autobuses para hacerse la prueba en Las Rozas”.  Trabajaban muchas horas para que todo estuviera bien organizado, e incluso hasta altas horas de la noche. “Una vez, una compañera se quedó encerrada en Servicios Sociales porque no se dieron cuenta que seguía trabajando en el despacho”.

Las Rozas, primer municipio en tener paliativos a domicilio

Eran años en que la edad jugaba a su favor. “Teníamos una agilidad que se echa de menos. Podíamos con todo”. Incluso con aquellas situaciones para las que hay que estar muy preparado, como es la ayuda a los enfermos terminales.

Las Rozas fue el primer municipio en tener paliativos a domicilio. “Íbamos varios días a la semana a estar un ratito con los enfermos de cáncer que ya estaban muy malitos. Estábamos con ellos. Nadie se enteraba. Les ayudábamos en todo aquello que necesitaban. Así estuvimos muchos años hasta que los hospitales comenzaron a acoger paliativos”.

Mercedes Muro echa de menos aquella época a pesar de la dureza de la misma. “Para mí ha sido lo más importante que he hecho en la asociación”. En aquellos primeros años“ no había nada parecido en Las Rozas. Éramos nosotras quienes prestábamos ese tipo de ayuda, y siempre que nos llamaban, ahí estábamos”. Sin llamar la atención, con discreción, dispuestas a prestar compañía, a escuchar, porque a veces ese era el único cometido. “Había ocasiones que ni siquiera hablábamos. Solo querían que les cogieras la mano. Estar en silencio”. Otras veces “bajabas con ellos a Madrid a radioterapia e incluso les ayudabas económicamente”.

Para aquella tarea había que ser fuerte de mente. Cualquier formación que tengas es poca para afrontar situaciones tan difíciles. Sin embargo, “ves tanto sufrimiento que valoras más lo que tienes y te das cuenta de que no tienes nada. Sabías que no ibas a pasar un rato bueno, pero salías de allí tan satisfecha por ayudarles que te compensaba. Eso es ser voluntario”.

Puertas abiertas para ayudar a los demás

La oficina de la Asociación contra el Cáncer de Las Rozas, siempre está abierta. Por el edificio de Servicios Sociales, en el centro municipal de El Abajón, donde está ubicada, han pasado muchas personas enfermas de cáncer buscando “nuestra ayuda y la de nuestra psicóloga”. A pesar de estar cerrada por el COVID, “aún seguimos recibiendo llamadas. Hablamos con los enfermos o sus familias y vemos qué necesitan. A veces solicitan ayuda económica, otras veces ayuda a domicilio o solo piden información”.

Con el paso de los años el cometido de la asociación roceña ha cambiado. Al no tener ya paliativos por haber sido éstos asumidos por los hospitales, “nuestra función no es la misma”. Con añoranza, Mercedes nos cuenta que ahora su labor “es más de asesoramiento y oficina porque hay más información sobre el cáncer, a través de los medios de comunicación e incluso del servicio de ‘Infocáncer’ que te proporciona todo lo que necesitas saber”. Antes era distinto, “no se sabía nada de la enfermedad y éramos nosotras quienes la dábamos”. Además, eran años en que hablar del cáncer era tabú y por lo tanto la tarea era más complicada. “Ahora no hay tanto miedo a la enfermedad. La gente es más abierta a hablar sobre ella. Vamos asumiendo que es una enfermedad como otra cualquiera”.

El 11 de noviembre el Ayuntamiento rinde homenaje a la Asociación contra el Cáncer por su 25 aniversario

Nunca solas

Todas las experiencias vividas por estas diez mujeres de la Asociación contra el Cáncer de Las Rozas, “han sido muy emotivas. La gente nos ha ayudado y acompañado mucho”. Desde sus propias familias, que siempre entendieron el porqué de sus largas ausencias del hogar, hasta las instituciones. “Siempre hemos recibido ayuda por parte del Ayuntamiento, de todos los partidos y alcaldes. Siempre nos han acompañado en todo”.  Sin todo ese apoyo nada hubiese sido igual, asegura Mercedes.

25 años después de comenzar su voluntariado, el Ayuntamiento va a reconocer a estas diez mujeres su inmensa labor, en un homenaje. Diez fueron las mujeres que emprendieron aquella aventura. Y diez son las mujeres que hoy continúan desarrollándola. Un diez por ellas.

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