Juan José de Madariaga Alonso-Muñumer, vecino de La Rozas desde hace 23 años y director de Relaciones Externas de Mercado de Mahou-San Miguel, soñó con llegar a Marruecos cruzando a nado el Estrecho. Un reto personal para el que hizo una promesa mirando a África «en una puesta de sol inigualable en la Playa de Los Lances de Tarifa». Sueño que se cumplió este mes de julio.

Cuatro amigos, muy vinculados al sector de la hostelería, quisieron materializar el espíritu de lucha y resiliencia de este gremio, asumiendo un reto único lleno de simbolismo: cruzar a nado el estrecho de Gibraltar para hacer un merecido homenaje a los profesionales de la hostelería uniendo esfuerzos bajo el lema #Siempreaflote. Una metáfora de la superación personal, el espíritu colaborativo y la esperanza de la hostelería española. 

15,4 km en cuatro horas y 41 minutos

Junto a Juan José de Madariaga, Jorge Llovet (propietario de Grupo Ramses), Vicente Pastor (agricultor y proveedor) y Enrique Musumeci (fisioterapeuta y nutricionista), asesorados por el entrenador personal y preparador físico Mario Cañizares (propietario de Élite 2000), completaron la travesía a nado del Estrecho de Gibraltar, 15,4 kilómetros en cuatro horas y 41 minutos.

Llevaban casi tres años esperando para poder acometer este complejo reto. En octubre de 2019 empezaron a entrenar, pero les sorprendió la crisis sanitaria de la COVID-19. Entonces, quisieron retomarlo en junio de 2020 como homenaje a la hostelería, pero tuvo lugar un incidente diplomático entre España y Marruecos que provocó que Marruecos cerrase su espacio marítimo. Nada más decretarse la reapertura, los cuatro amigos consiguieron su reto.

En Meet Las Rozas hemos hablado con Juan José de Madariaga, quien tiene claro que la natación pasa a ser uno de sus deportes rutinarios «que practicaré siempre». Hasta ahora, practicaba la natación como complemento deportivo ocasional a otros deportes.

«He estado más de dos años de entrenamiento con sesiones de técnica, de carga de esfuerzo y resistencia. Más de 1.000 kms nadados en piscina y aguas abiertas (Tarifa, Málaga, Ibiza, Formentera, Zahara, Barcelona o Picadas en Madrid)», nos explica.

Los cuatro nadadores tras conseguir su reto.
¿Por qué elegís esa causa?

Elegimos rendir un homenaje a la Hostelería por su resiliencia y solidaridad en esta pandemia y ser un sector que nos afecta a los cuatro.

A todos nos pareció oportuno y metafórico, no sólo atravesar nadando el Estrecho, sino superar los obstáculos que han surgido hasta que lo hemos podido conseguir. El cierre de negocios y la imposibilidad de relacionarnos fue para nosotros dejar de entrenar y el cierre de fronteras. Entonces, la hostelería se volcó en prestar ayuda dónde pudo. Dio de comer a sanitarios y desfavorecidos; prestó instalaciones para hospitales de campaña; ofreció ayuda económica a empleados

Luego se fue abriendo la posibilidad de relación y socialización con la apertura de los negocios; distancia social; mascarillas; consumo en terrazas, pero limitado en interior y barras, etc. Varios de nosotros tuvimos covid y nos costó también retomar los entrenamientos, pero teníamos claro el objetivo, como lo tienen los hosteleros: salir a flote, brazada a brazada con esfuerzo, mucho trabajo e ilusión.

¿Cómo fue la travesía?

Ahora, días después de realizarla, con los entrenamientos, preparación física y mental que llevábamos, tengo la sensación de que fueron 4 horas y 41 minutos, 15 kilómetros y 400 metros que se nos pasaron rapidísimo. Pero que a la vez disfrutamos como si hubiéramos sido un solo nadador. 

Nadamos muy agrupados como equipo, unos pendientes de otros, cada uno marcando a su compañero más próximo y avanzando juntos a buen ritmo en un mar movido. Un oleaje constante que a veces nos sorprendía con fuerza por la estela de los grandes cargueros o los rápidos ferrys que lo cruzaban ese día.

Toda la travesía tuvimos la suerte de poder disfrutar del ánimo y sentir el aliento de nuestras familias en un barco cercano; y tuvimos la dirección y soporte tanto de la Asociación de Cruce a Nado del Estrecho de Gibraltar (ACNEG), como de nuestro entrenador, Mario Cañizares. Sin todos ellos habría sido imposible.

Al avistar la costa de Marruecos nos inundó una emoción indescriptible y apretamos el ritmo porque la fría corriente así nos lo exigía si queríamos tocar tierra. Cuando por fin lo conseguimos la sensación de plenitud y agradecimiento fue indescriptible.

¿Ha habido otras aventuras similares?

La preparación de ésta ya ha sido toda una aventura. Los entrenamientos en piscina durísimos. Cada salida a aguas abiertas muy intensa y disfrutada. Hemos nadado en Madrid, en el Emblase de Picadas, con gran contraste de temperaturas. La travesía de la Isla de Tabarca a Santa Pola con un grupo de expertos nadadores locales. La travesía Posidonia en Ibiza de Cala D´Or a Esvedrá y vuelta, que se tuvo que acortar por culpa de las medusas y las picaduras que nos estaban infligiendo a los nadadores. En Málaga, en un día de mar que parecía plena galerna cantábrica con olas de más de 3 metros. Momentos mágicos de natación sincronizada viendo peces en las aguas cristalinas y frías de Playa Chica en Tarifa…y más aventuras culminadas con la Gran Prueba del Estrecho.

¿Alguna más prevista?

Vivir cada día ya es una aventura. Los cuatro miembros del equipo tenemos más de 50 años; vidas profesionales muy intensas; y familias a las que dedicarnos más. Será difícil poder preparar tan bien otra. Aún estamos paladeando y digiriendo ésta como un buen plato cocinado a fuego lento y con los mejores ingredientes: amistad, compañerismo, solidaridad, ilusión, trabajo, constancia y esfuerzo. 

Los participantes durante la travesía
¿Habéis contado con algún apoyo?

Los ya mencionados de nuestras familias, el entrenador y la ACNEG, además del apoyo de las asociaciones hosteleras: Hostelería España; Madrid; AMER; Gremi de Restauració de Barcelona; Hostelería Andalucía; MAHOS; y Noche de Españ,a que se han sentido reconocidas y así nos lo han agradecido.

Como marcas comerciales relacionadas con el sector, Red Bull, que apoya empresas deportivas de superación. “Nuestra” Mahou San Miguel y Solán de Cabras, con la mejor hidratación posible.

Más allá de la preparación y realización de este reto, ¿cómo se viven este tipo de experiencias?

Disfrutando cada minuto. Desde los planes a los entrenamientos; los viajes por nuestra costa y pantanos; las reuniones en torno a una mesa en un restaurante después de nadar; juntar a nuestras familias en el barco y convivir juntos los días previos al cruce; los nervios del día; mirarnos y sonreírnos nadando en El Estrecho; abrazarnos al terminar; sentir que si te lo propones, luchas y trabajas duro por ello, ¡lo consigues!

Meet Las Rozas