Permítame, doña Cigüeña María, que hoy recuerde a mis vecinos de Las Rozas como hace cincuenta años, fruto del ingenio, y del sentido crítico y humorístico de la peña Club Las Rozas 70, nacía uno de los espectáculos callejeros con más solera de nuestro municipio: la Gymkhana.
La década de los setenta daba sus primeros pasos cuando alguien de esta mítica peña, – se desconoce el culpable- , se le ocurrió la idea de organizar algo parecido a lo que podríamos denominar, carnavales roceños.

Durante medio siglo, llegado el mes de septiembre y previo al comienzo de las fiestas de San Miguel, hemos sido testigos y partícipes de la creatividad y el humor de todo un pueblo. Niños, jóvenes y mayores han desfilado durante diez lustros por la calle principal del centro de Las Rozas ataviados con disfraces variopintos, atreviéndose con pruebas desternillantes surgidas de mentes creativamente enloquecidas, y en más de una ocasión, acompañados de carrozas espectaculares.
Disfraces para el recuerdo

Todo ello tenía su recompensa en forma de premios. Recuerde, doña Cigüeña María, aquel primer premio de la Gymkhana que consistió en una bolsa cuyo contenido era una lechuga, dos cervezas y dos llaveros. Tiempos aquellos en que el presupuesto para su realización no alcanzaba para más. Nada que ver con ediciones posteriores donde un coche o una moto era el trofeo por el que pugnaban todos los participantes.


Cuesta recordar todos los premios que se han dado durante estos cincuenta años. Pero lo que sigue intacto en la memoria colectiva e individual son algunos de los disfraces. A lo largo de este medio siglo hemos podido comprobar que la capacidad creativa, revestida con grandes dosis de humor y desparpajo de todos los participantes, se ha ido superando con el paso del tiempo. Difícil olvidar el Ovni, el Dragón, el caballo de Troya, los Petroleros, ¡o las Misses! Y recuerde, doña Cigüeña María, cómo desfilaron aquellas peculiares majorettes con nombres tan masculinos como Rufo, Sanmi, Juanma, Avelino o Javilón, bajo las órdenes de su ‘jefa’.




Las dulces pruebas
Todos aquellos participantes tenían que superar varias pruebas. Dos de las pioneras fueron la del ‘colín’ y la de ‘afeitarse’. Poco a poco el número de las mismas y su complicación para ser superadas fueron en aumento. La imaginación de los organizadores era y es fuente inagotable, si bien, el ánimo de las mismas siempre ha sido el humor. Como dice la canción, a la Gymkhana uno viene a pasárselo bien.

¡Quién puede olvidar aquellas pruebas de la Gymkhana cuyo elemento principal era la harina! Viene a mi memoria la imagen de aquellos que tenían que buscar con la boca en un barreño lleno de harina las aceitunas que había dentro. Otra de las pruebas más dulces consistía en tirarse milhojas. Jugar al voleibol pasando globos de agua, buscar la gallina de los huevos de oro, el revuelto del ‘Presi’, la lucha grecorromana, pasar por dentro de unos tubos llenos de grasa y tomate. Y así una larga lista de retos de lo más divertidos.




Cincuenta años dan para un sinfín de historias sobre la Gymkhana. Cada roceño que ha participado o que ha asistido a verla, tiene un recuerdo distinto. Ese disfraz, esa prueba, ese premio. Esos días, semanas o meses previos preparándola. Ese esfuerzo por parte de sus organizadores para que continúe siendo seña de identidad de un pueblo. Porque la Gymkhana ha sido ese acontecimiento previo a las fiestas de San Miguel que todos esperábamos con ilusión. Forma parte de la historia de Las Rozas. Ha sido y es una de las mejores y más divertidas maneras de sentirte parte del municipio en el que vives. Para algunos, lo mejor de las fiestas.
La historia de la Gymkhana continúa y en breve volverá a desfilar por las calles de Las Rozas. ¿Te la vas a perder?
Fotos y fuente: Club Las Rozas 70