En cualquier Parlamento, posiblemente el debate más importante del año sea el de la aprobación de los Presupuestos para el ejercicio siguiente. Así está sucediendo en el Congreso de los Diputados y Senado, en la Asamblea de la Comunidad de Madrid y en la gran mayoría de los ayuntamientos (Madrid, Alcorcón, Pozuelo, etc.). En Las Rozas no. El Gobierno del Ayuntamiento de Las Rozas ha decidido no presentarlos. Un año más los prorrogará. En el 2023 seguiremos con las mismas cuentas que en 2022. Éstas, a su vez, son también las de 2021. Dos años sin presentar los Presupuestos Municipales a la ciudadanía.
La Ley Reguladora de las Haciendas Locales fija el 15 de octubre para que el Pleno Municipal los apruebe inicialmente, tras lo que sigue un periodo de exposición pública, la resolución de las reclamaciones que se hubieran presentado y la aprobación definitiva que debe de producirse antes del 31 de diciembre. De no ser así, los Presupuestos se consideran automáticamente prorrogados.
«Gobernar es tomar decisiones y éstas han de verse reflejadas en los presupuestos»
¿Por qué es tan importante la presentación de los Presupuestos Municipales? Porque es la foto de lo que desde la Administración se quiere hacer con el dinero de todos. El presupuesto público es una estimación, es una previsión que realiza el Ayuntamiento de los gastos y de los ingresos que considera necesarios para cumplir con los propósitos establecidos por parte del Gobierno Municipal. Es, por un lado, un instrumento de planificación y, por otro, un freno: en ningún caso los gastos pueden superar a los ingresos. Es, además un ejercicio de transparencia: se explican las prioridades de las acciones que emprenderá el Gobierno, de las inversiones y servicios públicos, en definitiva, del destino del dinero público. Gobernar es tomar decisiones y éstas han de verse reflejadas en los presupuestos.
«Es una notable falta de respeto hacia quienes le confían la buena gestión de su dinero»
En política vale casi todo: promesas, deseos, vetos, ideas geniales, proyectos, rebajas, etc., pero, al final, las palabras hay que traducirlas a números, más concretamente, a ingresos y gastos. Y es ahí, en los Presupuestos, donde puede verse el plan político del equipo de gobierno expresado en términos contables. Es más, en la Memoria de los Presupuestos Municipales vigentes el Partido Popular afirmaba que
“… los presupuestos municipales, no son únicamente la plasmación en cifras de una voluntad de acción política para un año determinado, sino también un compromiso con todos los vecinos de Las Rozas sobre cómo gestionar el dinero que confían a los responsables municipales buscando, como no podría ser de otra manera, el bien común.”
No se puede estar más que de acuerdo y de ahí la indignación que produce que, otro año más, el Gobierno Municipal decida prorrogarlos: se falta al compromiso adquirido por el gobernante hacia sus gobernados, se ocultan las intenciones del Gobierno y, además, es una notable falta de respeto hacia quienes le confían la buena gestión de su dinero.

¿El Presupuesto Municipal es algo rígido e inamovible? Obviamente no. La Ley contempla lo que se conoce como Modificaciones de Crédito que son las variaciones que se producen en los presupuestos después de su aprobación definitiva y permiten que estos vayan haciendo frente a nuevas situaciones. Como ejemplo, los gastos motivados por la pandemia o la nevada por Filomena.
Sin embargo, una práctica que debería utilizarse en situaciones puntuales y/o excepcionales es con la que más cómodo se encuentra el actual Gobierno Municipal: en lo que llevamos de año la ha utilizado en 33 ocasiones (tres por mes). Por ejemplo, sólo en este mes de noviembre serán 417.500 euros. En conjunto, un importe cercano a los 30 millones de euros (más del 31% del total, si descontamos los gastos de personal). Y así pretenden seguir.
«Más de 10 millones de euros de desviación en la previsión de ingresos»
¿La situación económica de 2021 es la previsible para 2023? Sin duda, no. Es conocida la coyuntura actual: inflación elevada, coste energético disparado, coste de bienes y servicios también al alza y previsión de una próxima entrada en recesión.
En un plano más local, los cambios legislativos producidos en estos dos años han variado sustancialmente las previsiones de los ingresos debidos al impuesto de la “plusvalía”. En Las Rozas de los 15 millones que se esperaban recaudar, a mitad de este año se llevan ingresados solo 1,5. Por muy bien que se den las cosas, en diciembre no se habrán superado los 3 o 4: más de 10 millones de euros de desviación en la previsión de ingresos.
Estando así las cosas, el Gobierno Municipal decide huir hacia adelante. Decide prorrogar, una vez más, los Presupuestos que vienen del 2021, hablamos de casi 139 millones de euros, en vez de “coger el toro por los cuernos” y presentar unos Presupuestos Municipales para el 2023 acordes a la realidad. Porque la realidad es que si hay menos ingresos una de dos: o estos se aumentan vía impuestos o se recortan gastos. Entendemos que los bolsillos del contribuyente ya tienen demasiados agujeros, con lo que no queda otra opción que la segunda.
«Hay que mantener a muchos contentos antes de que acudan a las urnas»
Hay que recortar gastos, pero… ¿Hacerlo en año electoral? Hay que hacer unas Navidades superlativas, una Cabalgata irrepetible, subvencionar todo lo subvencionable. Hay que mantener a muchos contentos antes de que acudan a las urnas. Hay que seguir viviendo como si no hubiera mañana. Mejor seguir como la cigarra y cuando pasen las elecciones ya hablaremos.
En un estado democrático, un gobernante debería hablar con honestidad a sus ciudadanos, tratarles como adultos, contarles la situación, explicarles a qué va a dedicar lo que recaude, los recortes que tendrá que hacer y no dilapidar el dinero de todos en faustos y fiestas, por mucho que le vaya la reelección en ello. Seguramente Maquiavelo no sugeriría esta actitud a su Príncipe, pero no estamos en la Florencia de principios del siglo XVI. En Las Rozas de 2023 siempre será mejor un gobierno valiente, aunque prudente, pero, sobre todo, uno que respete al ciudadano frente a uno que no lo hace.