Este es mi primer artículo de colaboración con la buena gente de #MeetLasRozas, a la que agradezco la oportunidad de pasar por aquí, de vez en cuando, a dar mi opinión sobre diversos temas. 

Aunque en esta sección hablaré mucho de Las Rozas, hoy empiezo con un artículo que no trata especialmente sobre nuestro municipio. Hoy daré mis opiniones, personales e intransferibles, sobre la actual situación de la izquierda y sus posibilidades para las elecciones municipales de mayo de 2023. Este artículo no es sobre Las Rozas, pero Las Rozas tampoco es una isla en mitad del océano, por lo que este contexto general también influirá en las posibilidades de la izquierda roceña de articular una alternativa potente dentro de ocho meses.

«Creo que el modelo actual de la izquierda está agotado»

Seré claro: Creo que el modelo actual de la izquierda está agotado. Hay (en Madrid) cuatro partidos susceptibles de coaligarse entre sí en cada municipio, en diferentes fórmulas y combinaciones: Izquierda Unida, Podemos, Más Madrid y Verdes-Equo. Si ya a nivel general esta estructura es poco funcional, a nivel municipal, cada uno de estos partidos tiene una presencia débil, en ocasiones incluso unipersonal, en la mayoría de las localidades. Esta división hace que se pierdan por el camino muchas fuerzas que deberían dedicarse a mejorar los municipios y fortalecer unas propuestas locales en las que, innegablemente, todos estos partidos están de acuerdo en proporciones altísimas.

El futuro para la izquierda no puede ser otro que, al menos, trabajar juntos bajo un único paraguas. Puede ser dentro de un año o dentro de veinte, pero todo el tiempo que pasemos sin hacerlo estaremos desperdiciando fuerzas, especialmente en el eslabón más débil de la cadena, la política municipal. Y, sobre todo, seguiremos castigando a nuestros potenciales votantes con un laberinto de nombres y combinaciones de alianzas en cada elección, en cada comunidad autónoma y en cada municipio, en el que es muy difícil orientarse sin perderse. Apagada la música de la fiesta de 2015 y 2016, la gente de izquierdas reclama hoy un proyecto claro y motivador que permita afrontar, con una cierta serenidad interna, los complicados retos de los próximos años. 

Proyecto de unidad de la izquierda

La esperanza de ese proyecto a nivel estatal tiene hoy un nombre claro: Yolanda Díaz. La vicepresidenta y ministra de Trabajo está lanzando en los últimos meses una nueva iniciativa, Sumar, que tiene como uno de sus pilares superar la actual fragmentación de la izquierda mediante un proceso abierto a la ciudadanía. No obstante, la propia Yolanda ya ha dejado claro que este nuevo proyecto no estará presente en las elecciones municipales y autonómicas. Nos parezca bien o mal, Sumar no va a tomar forma electoral antes de las elecciones generales de finales de 2023.

Entonces, ¿qué hacemos en mayo? Sería un error que los partidos implicados interpretaran la ausencia de Sumar como una carta blanca para insistir en un modelo ya agotado, el de las candidaturas distintas según el municipio, las alianzas (o no) de última hora y la competencia con los de al lado por posicionarse dentro de un espacio cada vez más pequeño. 

Sería un error, en primer lugar, porque de nuevo se estaría sacrificando la política municipal por supuestos intereses superiores. No se facilitaría la colaboración ni siquiera en los lugares en que las militancias de los diversos partidos tienen predisposición para entenderse, y se enquistarían aún más los conflictos locales arrastrados del periodo anterior, sin dibujar siquiera un camino para futuros entendimientos. Los resultados electorales serían, probablemente, catastróficos en buena parte de los municipios (y comunidades autónomas), debilitando en general la presencia municipal de la izquierda y castigando injustamente a muchas personas que, bajo unas siglas u otras, han estado desarrollando un trabajo municipal intenso en estos años.

En segundo lugar, sería un error porque, aunque Sumar no esté en mayo, tendrá que estar más adelante. Si en mayo hay división, confrontación y malos resultados, es difícil que pocos meses después la izquierda tenga la motivación y la cohesión necesarias para afrontar un proyecto como el que está impulsando Yolanda Díaz para las elecciones generales. Que Sumar no se presente a las municipales y autonómicas no quiere decir que los partidos de izquierda no deban facilitar en mayo el camino de un futuro proyecto de unidad, que además tendría evidentes efectos positivos para fortalecer los proyectos y políticas que representa la izquierda en los municipios.

«La unidad no es una papeleta acordada en los despachos minutos antes de que se acabe el plazo»

Sumar, al menos como Yolanda Díaz lo ha planteado hasta ahora, deja otro recado importante. La unidad no es una papeleta acordada en los despachos minutos antes de que se acabe el plazo. Los nuevos proyectos de la izquierda deben nacer de lo que une a los partidos con la sociedad civil: las propuestas, los objetivos comunes, la actividad en la calle, el trabajo compartido… En ese campo, las izquierdas municipales tienen mucho que aportar, pero también mucho que aprender tras unos años en que la división general ha lastrado su capacidad de acción y entendimiento a nivel local.

No es obligatorio que la izquierda llegue a las elecciones municipales débil, dividida y abocada a un resultado, en el mejor de los casos, modesto. Aún hay tiempo de construir, con honestidad, espacios de unidad en los municipios que permitan resolver las diferencias de forma democrática para trabajar en lo realmente importante. No hay que esperar a que venga Yolanda Díaz a hacerlo personalmente, se puede ir haciendo ya. Más de 8.000 ayuntamientos esperan el trabajo y las propuestas de la izquierda para afrontar los muchos retos que tenemos: sostenibilidad, servicios públicos, vivienda, cuidados, desigualdad, energía…  Entre ellos, Las Rozas.