Ha sido un año lleno de emociones para la joven atleta roceña, Beatriz Mora. En el Campeonato de Madrid se ha posicionado como Subcampeona en salto de pértiga, y en cuestión de doce meses, se ha proclamado tercera de España en lanzamiento de jabalina. Para su madre, Carmen, quien la ha acompañado a lo largo de toda su trayectoria deportiva, ha supuesto también una gran alegría y orgullo.
A Beatriz siempre le ha gustado probar cosas nuevas. Comenzó practicando baloncesto, pértiga, vallas, velocidad y lanzamiento de peso. Con muy buenas marcas y un brazo que prometía, tras varios años entrenando simultáneamente baloncesto y atletismo, al final se tuvo que decantar por el segundo: “Llevo ocho años en atletismo, pero poco a poco me cambié de club y ahí me enseñaron la pértiga y la jabalina”.
Además, a Beatriz le gustaban más los trabajos en equipo por lo que contaba con que el atletismo era más individual. Ya en el Club de Atletismo de Las Rozas, Miguel, su entrenador, trabajó con ella “como su segunda hija” y le enseñó muchas especialidades como longitud, vallas, carreras y altura.
Un día, dando vueltas a la pista vió que había otro club donde hacían pértiga y preguntó qué se necesitaba para practicar este deporte. Le animaron a practicarlo porque tenía buenas condiciones. Uno de los entrenadores le dijo que poseía «un bracito majo» y que por qué no lanzaba jabalina.
Fue entonces cuando tuvo que irse a Madrid todos los domingos con su actual entrenador para poder practicar jabalina, ya que “aquí no había instalaciones porque se necesitaba un césped de verdad y no artificial”.

Un grito que se escuchaba por todas las gradas
El día de la competición, pese a que los nervios se sentían por el aire, Beatriz fue a por todas. Ya solo en el primer lanzamiento se acercó a su marca personal, lo que le brindó la suficiente confianza para hacer un segundo buen intento. Pero en el tercero logró hacer 47,72. “En ese momento es cuando notas que el lanzamiento ha sido bueno y me pongo a gritar cuando veo que ha sido esa cifra; me pongo a saltar, a llorar, voy a abrazar a mi entrenador, a mis compañeros, a mi madre. Un amigo me dijo que quedaban tres lanzamientos más, que ya estaba hecho, que luchara por todo, por estar en lo mas alto”. Entonces seguí compitiendo, me salió bien y cuando terminó la competición y vi que había quedado tercera de España, pensé: “ya está, después de ocho años he ganado mi medalla”.
Esa medalla no solo representa la merecida recompensa al esfuerzo constante de tantos años, sino que le brinda acceso a entrar en el Centro de Alto Rendimiento (CAR), y a tener el titulo correspondiente. “Eso me da ayudas a nivel de estudios, y al fin y al cabo es también una ayuda para mí y para mi familia”.

“Hasta el último lanzamiento no me he rendido”
El espíritu deportivo de Beatriz se define en su visión clara de hacia donde quiere llegar. Quien la conoce la describe como una “niña ambiciosa, confiada, luchadora y positiva, que siempre sonríe”. Tiene esa mentalidad de: “si sale bien vale y sino no pasa nada, pero vamos a luchar”.
Para Beatriz, el Campeonato de España fue una de las competiciones “más mentales” que ha tenido. La dificultad estaba, no solo en superar su marca personal, sino en seguir adelante tras haber empezado desde abajo. “Mi entrenador me dijo que lo que mejor tenía era la mentalidad, porque lo que mucha gente hubiese hecho en mi caso es rendirse«.

«En esta familia el deporte es una forma de vida»
Cada deportista se mueve por una serie de valores que, o bien ha ido aprendiendo a lo largo de los años o, como en el caso de Beatriz, ha convivido con ellos desde siempre. Estos valores han sido para la familia Mora: “el esfuerzo, la disciplina, la planificación y sobre todo, disfrutar”.
Carmen tenía claro, desde que Beatriz era más pequeña, que su hija se podía decantar por el deporte. “Mis tres hijas son deportistas y mi marido corre maratones, es decir, en esta familia el deporte es una forma de vida. Mis hijas han visto en mi marido desde pequeñas lo que es el entrenamiento, el esfuerzo y también han ido a todos los maratones, a las competiciones, por lo que siempre han estado ahí”.
Como madre, Carmen reconoce que lo mas importante es apoyar y estar al lado de su hija llevándola a los partidos y entrenamientos, y ayudándola a compaginarlos. Pero a su vez, “que no perdiera todas esas vertientes de su infancia, sus amigos, su pasión por los idiomas, ya que al final, cuando uno es deportista a esos niveles se pierde parte de su vida, de su infancia y luego no se puede recuperar. Estar a su lado y apoyarla en su tendencia a ser creativa, el ir mas allá, probar cosas nuevas”.
En la buena relación que cultivan ambas, prevalece la confianza y el apoyo mutuo. Beatriz sabe que puede contar con su madre para cualquier cosa porque, como siempre le recuerda, “todo tiene solución en esta vida”.
A su vez, Carmen aprende de las virtudes de “tenacidad y esfuerzo” con las que cuenta su hija: “Hay veces que llego a buscarla desde el trabajo porque tiene exámenes. La veo en la pista y le grito que tenemos que irnos. Pero ella no se mueve de ahí hasta que no le sale bien el tiro”.
Beatriz recuerda en cada competición la frase típica de su madre: “nunca te lesiones porque siempre habrá mas competiciones”. “Saca el gachetobrazo, disfruta y sonríe”.
Esa sonrisa nos recuerda que con esfuerzo, ganas y pasión, todo es posible.
