¿Tiene razón Arturo Pérez-Reverte cuando afirma que hay que dar las mismas oportunidades a todos los niños y después favorecer a los más brillantes y ayudar a quienes lo necesiten?
La respuesta que básicamente compartiremos todos es que sí. Pero, falta demasiada información y parece necesario comprender el origen de esas diferencias. El novelista autor de «La Conjura de los necios», John Kennedy Toole, decía: la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer.
Los triunfadores actuales están convencidos del merecimiento de su éxito, apareciendo la soberbia; mientras los perdedores de la globalización asumen con resignación su fracaso. Basta revisar un dato de inicio: cerca del 40% de los niños del mundo está sin escolarizar debido a situaciones como las guerras; las hambrunas; o los desastres naturales (Human Right Watch, 2020).
Factores
A estos niños no les pasará como a los hijos de padres adinerados que, en su tercer cumpleaños, habrán escuchado cerca de 30 millones más de palabras que los hijos de padres con escasos medios económicos (Hart y Risley, 2003). Terminarán sus estudios en función de la influencia de factores como el nivel académico de los padres; su tipo de contrato laboral (London School of Economics); o las aspiraciones que tengan sobre los niños (Ruíz de Miguel, 2001).
Unos años más tarde, ganarán en torno a un 50% menos cuando alcancen la edad laboral (Education at a Glance 2018, OCDE).
Existe, además, una creencia arraigada de que los problemas de determinadas escalas sociales tienen que ver con la capacidad y actitud de las personas (recordemos el socorrido “haber estudiado”). El antropólogo David Graeber (autor de Bullshit Jobs), afirmaba lo siguiente: todos los países ricos de hoy en día emplean legiones de funcionarios cuya función principal es hacer que los pobres se sientan mal consigo mismos.
¿Cómo estar en contra de la igualdad de oportunidades para los niños y niñas?
¿Cómo intentar poner palos en la rueda de aquellos que muestren habilidades capacidades destacables? En mi opinión, la pregunta debería desplazarse temporalmente hasta el punto de poder conocer cómo y por qué desarrollan unos alumnos determinadas capacidades y no otros. En pocas líneas comprobaremos que apenas depende del alumno, y por eso son absolutamente necesarias políticas de igualdad real.
En un metaanálisis publicado en 2003 por Brunner y Elacqua aparece de manera clara el impacto que tiene el efecto sociofamiliar en diferentes estudios sobre los resultados académicos, situándose la horquilla entre el 70 y el 90%. Las expectativas de los padres y los estilos de crianza parecen predictores fundamentales del futuro desarrollo de los alumnos (Guo y Harris, 2000).

La escuela, herramienta de clasificación social
La desigualdad y la brecha entre ricos y pobres configuran actitudes de unos individuos hacia otros, estimulando determinadas respuestas y no otras (Wilkinson y Pickett, 2019). Si tenemos en cuenta que el neoliberalismo equipara la escala social a la valía personal, veremos cómo se genera un enorme estrés social mantenido en el tiempo. Cuando nos piden realizar una tarea que tenga implícita una amenaza de evaluación social (para nuestra autoestima), se libera una mayor cantidad de cortisol que si nos piden realizar otro tipo de tareas (Dickerson y Kemeny, 2004).
De esta forma, la escuela se convierte en ocasiones en una herramienta de clasificación social, ampliando progresivamente las diferencias. Independientemente de cómo queramos entender esto, este estrés (principalmente el que se da entre padres e hijos) modifica la expresión de genes que regula nuestra respuesta al estrés (Anacker et al., 2014).
A continuación, las percepciones respecto a nuestra propia situación, también puede modificar la expresión genética (Slavich y Cole, 2013). ¿Son tan brillantes que logran modificar su expresión genética? Si una característica genética fuera sustancial para nuestra supervivencia, ya se habría convertido en universal. Busquemos otras respuestas.
Resultado de influencias totalmente imprevisibles
Muchas investigaciones han demostrado que gran parte de lo que nos ocurre (incluida nuestra posición en la escala social) es el resultado de influencias totalmente imprevisibles (imaginen un alumno de los brillantes en Ucrania actualmente); y de acontecimientos atribuibles a la suerte (entiendo la suerte como situaciones que trascienden nuestras propias decisiones).
Por ejemplo, la tasa de abandono educativo es siete veces más elevada entre jóvenes en hogares que tienen dificultades para llegar a fin de mes (European Foundation Society and Education, 2021). No es la diferencia del talento natural lo que determina la posición en la jerarquía; sino que es la posición en la jerarquía lo que determina capacidades, talentos etc. Una vez en el mercado, determinadas habilidades son más valoradas que otras. Por lo que sea, Sergio Ramos cobra más que un neurocirujano que extirpa tumores a las personas.
La pobreza genera diferenciaciones
En un estudio se hicieron resonancias magnéticas a niños de entre 5 meses y 4 años pertenecientes a familias con rentas altas, medias y bajas. Los niños con rentas más bajas tenían un menor volumen de materia gris (cognición, procesamiento…). A los 5 meses apenas había diferencias (a los genios no les habría dado tiempo a demostrarlo). Pero, a los 4 años, los niños de familias menos acomodadas, mostraban un 10% menos.
Estas diferencias se manifestaron y ampliaron a medida que los niños crecían y se mantenían un mayor tiempo expuestos a entornos familiares diferentes (Hanson et al., 2013). La pobreza genera diferenciaciones y alteraciones cerebrales y metabólicas, además de aspectos cognitivos en el neurodesarrollo de los niños (Ortiz Alonso, 2009). Y, cuanto más tiempo se pasa en la pobreza, más se acentúan esos efectos (Dickerson y Popli, 2011); y más se agravan los efectos en el desarrollo cognitivo del niño (Brooks-Gunn y Duncan, 1997 y Koreman et al., 1995).
Lo esperanzador (aunque demuestra que estamos ante un plan diseñado sin intención alguna de ser modificado) es que a la inversa también funciona. Está demostrado que cuando los niños de familias pobres participan en programas de apoyo infantil, sus competencias mejoran y logran eliminarse los efectos de la pobreza en el desarrollo cognitivo (Ayoub et al. 2009).

Más estudios
La Universidad de Bristol, en Reino Unido, publicó un estudio que lanzaba los siguientes resultados en unas pruebas académicas nacionales: los niños de barrios pobres siempre recibieron peores clasificaciones, en comparación con los más acomodados (Burgess y Greaves, 2013). En la India (donde la clasificación social es muy intensa) se demostró (publicado en el American Economic Journal) que los profesores calificaban con puntuaciones más bajas a los niños que consideraban de castas inferiores (Hanna y Linden, 2012). Esto es un factor externo que tampoco pudieron dominar los niños, por muy brillantes que fueran.
Otro estudio realizado con niños de 11 y 12 años llevado a cabo por el Banco Mundial demostró cómo, independientemente del origen social, los niños fueron capaces de solventar un laberinto con el mismo grado de éxito en un momento dado. A continuación, se reveló al grupo el origen social de los participantes y … los niños de clases sociales inferiores obtuvieron resultados peores (Hoff et al., 2004).
Los niños obtienen perores resultados en las pruebas académicas cuando son más conscientes de pertenecer a un grupo al que se da por hecho que obtendrá peores resultados. Se genera una ansiedad adicional que reduce la atención y capacidades mentales.
Me he permitido ilustrar, a modo esquemático, las variables del entorno (familiar y de comunidad) que los diferentes metaanálisis han definido como moduladoras del desarrollo y logros de aprendizaje. De éstas, los alumnos más brillantes son responsables de un total de cero factores.
Entorno familiar y social
Variables del entorno familiar y social que inciden en logros del aprendizaje |
Ocupación, ingreso y nivel educacional de los padres Infraestructura física del hogar y grado de hacinamiento Recursos del hogar (libros, escritorio, ordenador…) Organización familiar y clima afectivo Alimentación y salud durante los primeros años de vida Prácticas de socialización temprana Desarrollo lingüístico y tipo de conversaciones en el hogar Rutinas diarias, actitudes y motivación Acceso y calidad de la enseñanza preescolar Elección de la escuela Armonía entre códigos culturales de la familia y escuela Estrategias de aprendizaje Involucramiento familiar Uso del tiempo durante vacaciones |
Buchmann (2003); Levin y Belfield (2002); Marzano (2000); Sheerens (2000) |
Comunidad
Variables de la comunidad que inciden en el rendimiento escolar (contexto vecindario) |
Pobreza Desempleo Crimen Pandillas y drogas Calidad de las viviendas Participación en organizaciones Participación en actividades voluntarias Implicación en asuntos públicos Centro de padres (actividades escolares) Confianza en la gente y en la escuela |
Bryck y Schneider (2002); Ludwig et al (2001); Leventhal y Brooks-Gunn (2000); McNeal (1999); Ellen y Turner (1997); Jencks y Mayer (1990); Lareau (1989) |
En resumen, claro que hay alumnos más aventajados que muestras destrezas valoradas en el mercado actual y deben ser convenientemente estimulados. Pero, lo realmente importante y lo que debe ocuparnos y preocuparnos, no es la existencia de estos alumnos, sino cómo y por qué otros se quedan irremediablemente en el camino.
Si ha llegado hasta aquí, quiero pedir disculpas si las citas han entorpecido la agilidad de la lectura o suenan a chute de autotrascendencia. Pero, en un tema en el que todos nos jugamos algo importante, he querido ser lo más fiel a las publicaciones rigurosas y solventes. Con su permiso, lectores de Meet Las Rozas.