En esta época del año es habitual encontrarnos en la consulta con problemas derivados del contacto con la procesionaria del pino. Para alertar a nuestros lectores, hemos querido realizar este artículo en Meet Las Rozas. El objetivo es que estén informados sobre los problemas que puede suponer y cómo actuar ante un contacto.
¿Qué es?
La procesionaria del pino (cuyo nombre científico es Thaumetopoea pityocampa) es una polilla muy extendida en los pinares de toda Europa. De hecho, constituye una plaga en la Península Ibérica.
Como toda oruga, sufre una metamorfosis. Cuando se encuentra en fase de mariposa, deposita sus huevos en las copas de las coníferas. Un mes después, eclosionarán formando un nido y albergando hasta 200 orugas en cada uno.
Cuando las orugas están lo suficientemente maduras, descienden por los troncos de los pinos, en forma de hileras o “procesiones”, hasta llegar a un lugar idóneo para enterrarse y realizar la metamorfosis.
Habitualmente este descenso era observado en los meses de abril y mayo. Pero, dada la progresiva subida de temperaturas, podemos empezar a ver estas procesiones desde mediados de febrero.
Las larvas que descienden por los árboles presentan numerosos filamentos corporales muy tóxicos para los animales.
¿Cómo afecta la procesionaria a mi peludo?
Si nuestras mascotas entran en contacto con la procesionaria, pueden presentar diversos problemas, en función del tiempo y la zona que haya entrado en contacto.
En la especie felina, es más habitual ver las lesiones en las patas, en concreto en las almohadillas. La personalidad del gato normalmente resulta en un contacto directo con las patitas al jugar e intentar moverlas.
En la especie canina, es más frecuente que las lesiones aparezcan en el hocico y cavidad oral, ya que será más típico que las huelan o incluso las ingieran.
¿Qué supone este contacto? En una palabra: PROBLEMAS
La procesionaria, como ya os hemos adelantado, presenta unos filamentos o “pelos” urticantes. La sustancia que le confiere esta capacidad urticante es una toxina termolábil denominada Thaumatopina.
Lo que observaré en mi peludo como consecuencia de ese contacto será irritación en ojos, hocico, patas y lengua. En casos más graves, se podrán observar vómitos, diarreas, dificultad para respirar y shock.
El daño más característico se produce por la inflamación, ulceración y erosión de la lengua. Algo que puede evolucionar a una necrosis o muerte del tejido y, como consecuencia, la pérdida parcial o total de esta estructura.
De forma general, la hipersalivación, decaimiento e hipertermia son signos muy frecuentes en perros que se han puesto en contacto con los agentes tóxicos de la oruga.
El caso más grave es la ingestión. Los pacientes que ingieren procesionaria sufrirán irritación, inflamación, edema y, en casos más graves, necrosis de una o varias de las estructuras del tubo digestivo que haya recorrido la larva hasta llegar al estómago. Este caso es una urgencia médica grave y deberás desplazarte a un centro veterinario de urgencias lo antes posible. Un paciente con ingestión de orugas puede desarrollar un cuadro crítico provocando incluso la muerte del animal.

¿Qué hago si mi perro entra en contacto con una procesionaria?
De modo general, sean cuales sean los síntomas que aparezcan en nuestro peludo, se trata de una reacción anafiláctica de gravedad variable. En cualquier presentación, requerirá tratamiento y supervisión profesional. No dudes nunca en llevar a tu peludo al veterinario si crees que ha existido contacto con una procesionaria.
El profesional veterinario valorará la terapéutica más adecuada, en función del tipo de contacto, la duración y la zona afectada.
En algunos casos el paciente puede requerir hospitalización y supervisión, ya que las lesiones en los tejidos pueden evolucionar desfavorablemente en las primeras horas post contacto.
Como consejo general, te recomendamos que llames antes. Avisa a los compañeros de que estás en camino para que el profesional esté preparado para recibir y actuar según llegue el paciente. El tiempo salva vidas.
¿Puedo hacer algo para ayudar a mi peludo?
¡Por supuesto!
Con cuidado, retira los restos de oruga, pelillos o secreciones con las que se pueda haber puesto en contacto. Los lavados con agua templada ayudan a reducir el efecto de la toxina desnaturalizándola. Como os hemos adelantado, es una toxina termolábil.
Pero, sobre todo: NO FROTES.
Si lo haces, los filamentos se clavan más en el tejido y se libera más toxina cuando éstos se parten. Si tienes dudas sobre si puedes empeorar más esta situación, simplemente lava con abundante agua templada la zona. Deja que el agua caiga a una distancia suficiente para que no aplique mucha presión sobre el tejido.
Y sobre todo, evita el contacto. Reducir la exposición de nuestras mascotas ante estas orugas es el mejor mecanismo profiláctico: evitar los paseos en zonas de pinares en los meses de primavera; y controlar a la mascota para que no se acerque a hileras de procesionaria son medidas preventivas sencillas de aplicar.
Mucho cuidado en estos días cuando disfrutéis del paseo con vuestros amigos de cuatro patas. Esperamos que os sirvan de ayuda estas indicaciones.
¡Nos leemos pronto!