12 de julio. Parque Espíritu de Ermua, en el barrio de la Marazuela de Las Rozas. Ocho y media de la tarde. Calor, mucho calor, y no solo por los más de treinta grados que marcaba el termómetro, sino por el calor humano que desprendía el casi centenar de personas que allí se congregaron para recordar a Miguel Ángel Blanco, cuando se cumplen 25 años de aquel horrible asesinato por parte de ETA.

Estar allí significaba también rendir homenaje a las más de ochocientas víctimas cuyas vidas segó la banda terrorista. Asistir a este homenaje suponía aportar un granito de arena para que la memoria de todo lo que ocurrió en España durante décadas no se olvide. Significaba tener presente, 25 años después, el ‘Espíritu de Ermua’, aquel movimiento social unánime de dolor e indignación y de rechazo al terrorismo que provocó el asesinato de Miguel Ángel Blanco. Aquel punto de inflexión en la lucha contra ETA.

“En el lado bueno de la Historia”

El silencio y el respeto que se respiraba en el ambiente solo fue roto por la música de los violines y la danza de un par de jóvenes que, con su plasticidad, evocaban paz. Una rosa blanca tras otra fueron depositadas por el Alcalde, los concejales, los portavoces de todos los grupos políticos municipales, por representantes de la Guardia Civil, de la Policía Local, de los servicios de emergencias… en el monumento de manos blancas ubicado en el parque Espíritu de Ermua.

Un emocionado discurso del alcalde José de la Uz, un manifiesto leído en toda España durante estos días, nos recordaba que estábamos en “el lado bueno de la Historia”, en el lugar en el que se encuentran todos aquellos que aborrecen el terrorismo y luchan contra él, ahora y siempre. Sin fisuras. Sin ideologías. Todos juntos.

Una calle con el nombre de Miguel Ángel Blanco

El manifiesto hacía hincapié en que no olvidemos. En que tengamos memoria de lo ocurrido y que esa memoria permanezca viva a través de los jóvenes. Pero para ello, las nuevas generaciones deben conocer la historia del terrorismo, sin paliativos, sin sesgos. Me cuentan que el Partido Popular de Las Rozas quiere que el municipio cuente con una calle o un espacio con el nombre de Miguel Ángel Blanco. Y por pedir que no quede, pues ¡qué mejor lugar que en el entorno de un centro educativo!

Si queremos que la historia del terrorismo, que la historia de un joven “secuestrado y asesinado por la banda terrorista ETA únicamente por defender la democracia y la libertad en el País Vasco y en España”, como indica Cristina Cuesta, directora de la Fundación Miguel Ángel Blanco, debemos contar su historia a los más jóvenes para evitar que “el 60% no sepa identificar la figura de Miguel Ángel”, como asegura su hermana Marimar Blanco.

En España hay más de cien espacios públicos que recuerdan la figura del joven político vasco asesinado por ETA. En el País Vasco, únicamente cuatro. Por ello, la Fundación Miguel Ángel Blanco reivindica que haya muchos más, porque será una manera de “difundir los principios que unieron a los españoles hace 25 años en la defensa de la democracia constitucional contra el fanatismo y la intolerancia, el valor de la vida humana y la pluralidad ideológica. Miguel Ángel Blanco es un símbolo de Libertad, una referencia ética y política de convivencia entre todos los españoles”, añaden desde la Fundación que lleva su nombre.

Suena el himno de España. Nos ponemos en pie. La emoción se palpa en el ambiente del parque Espíritu de Ermua de Las Rozas. Es el himno que nos une a todos los españoles. El calor térmico disminuye. El calor humano aumenta. Un año más, su memoria pervive.