En su momento, hablamos sobre adicciones como el juego patológico y cómo proliferan las condiciones que los alientan. En esta ocasión, de modo complementario, quiero compartir en Meet Las Rozas con vosotros una reflexión sobre qué podemos hacer como sociedad ante las adicciones. Quedarán, por necesidad y espacio, asuntos y factores pendientes; así como algunas generalizaciones. Pero creo que puede darnos para unos minutos de reflexión compartida.
Según la OMS, una adicción es una enfermedad física y psicoemocional, que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación. La mayoría de las adicciones se caracterizan por un conjunto de síntomas en los que aparecen factores biológicos (predisposición genética); psicológicos (trastornos, autoestima…); y sociales (familia, contexto…). El número de adicciones puede ser interminable y no sólo relacionado con sustancias, sino también con conductas (sexo, juego, trabajo…). Ciertamente, son patologías que pueden tener un carácter crónico (uno siempre es exfumador o ex alcohólico), pero pueden ser satisfactoriamente resueltas con los tratamientos farmacológicos y terapéuticos adecuados.
Conducta de evasión
Realmente, en muchas ocasiones, las adicciones suelen ser una forma de evitación de la realidad que nos rodea. Es decir, es una conducta de evasión. Mediante la realización de una conducta concreta (o consumo de sustancias), el adicto busca encontrar cierto alivio, aunque sin un completo control sobre sus actos. Por este motivo, se añaden gradualmente síntomas como la pérdida de autocontrol; o el deterioro de la calidad de vida y las relaciones. Por ejemplo, cada año, se producen más de 3 millones de muertes relacionadas con el alcohol (lo mismo que el Covid en 2020).
No es extraño escuchar que se trata de personas con mala suerte; que han tentado demasiado a la suerte; o que, sencillamente, a nosotros no nos podría pasar algo similar nunca porque sabríamos poner freno a tiempo. Evidentemente, es mucho más complejo entender cómo se ha llegado a ese punto (las adicciones comienzan de forma gradual y casi imperceptible para el propio individuo y es muy fácil que se mantenga en el tiempo). Sin embargo, en el largo plazo, las consecuencias suelen ser demoledoras tanto para el paciente como para su familia. Ser consciente del problema y conocer los motivos de insatisfacción parecen un buen punto de inicio, pero extralimita las intenciones de este artículo.

Estudio y reflexiones
Lo que quiero compartir con vosotros es un estudio al respecto y las reflexiones que os traiga (a pesar de que no todos los estudios con animales puedan ser extrapolables dada la compleja condición humana)*.
Aunque hayamos dado un excesivo permiso social al consumo de alcohol, a las ratas no les pasa lo mismo. Bruce K. Alexander es un psicólogo especializado en adicciones (os recomiendo la lectura de su ensayo The Globalization of Addiction) y quiso observar qué papel juegan las condiciones de vida en las adicciones. Aunque no hayamos caído nunca en la cuenta, las ratas tienen gustos bastante similares a los nuestros en lo que a grupos sociales se refiere. Les gusta estar en grupos, el sexo y los espacios abiertos. Todo lo contrario a una jaula de laboratorio donde les amargan la existencia.
El caso es que Bruce decidió montar un parque de ratas (Rat-Park) con una superficie mucho mayor que la de una triste jaula. En este parque, las ratas tenían a su disposición parejas, comida … y para cuando tenían sed, disponían de dos dispensadores: uno con agua normal; y otro con agua con morfina (endulzada para evitar el rechazo). También colocaron a otro grupo de ratas en jaulas diminutas con los mismos dispensadores a su disposición (el de agua y el de agua con morfina endulzada). Los resultados mostraron cómo las ratas del parque probaban de vez en cuando el agua con morfina, pero preferían y volvían asiduamente al agua normal. Por su parte, las de laboratorio optaron por ponerse de morfina hasta arriba. Al tiempo, en otro experimento, se obligó a las ratas de laboratorio a estar casi dos meses bebiendo únicamente la solución con morfina. Cuando se les permitió mudarse a Rat-Park, se les permitió de nuevo poder elegir y … prefirieron el agua corriente. Se daba por hecho que habrían desarrollado una adicción importante con signos de abstinencia, pero no fue así del todo.
Condiciones ambientales y sociales
De esta forma, Bruce quiso demostrar cómo las condiciones ambientales y sociales son uno de los mayores factores de vulnerabilidad para el consumo de drogas y para las adicciones. Después de estos experimentos, afirmaba que la adicción no eres tú, es la jaula en la que vives. El filósofo francés Éric Sadin afirmaba que no hay otra salida que reconectar con lo común. E incluso, añado, tener tiempo para un café con un espacio temporal en el que poder conectar (y hasta abrazarnos). Y ya sabemos que vivimos completamente aislados rodeados de masas de personas.
Aun rodeados de personas, imaginemos que estamos entrando en un proceso de adicción (y en otros tantos ¿Con qué espacios comunes contamos (lejos de ser clasificados en un diagnóstico) para poder ponerle freno a tiempo antes (o como complemento) de tener que iniciar otros tratamientos?
Para más información, el artículo es el siguiente:
Alexander BK, Beyerstein BL, Hadaway PF, Coambs RB. Effect of early and later colony housing on oral ingestion of morphine in rats. Pharmacol Biochem Behav. 1981 Oct;15(4):571-6. doi: 10.1016/0091-3057(81)90211-2. PMID: 7291261.
* Existen numerosos estudios que muestran ciertas limitaciones de este tipo de experimentos. El portal de difusión y sensibilización lasdrogas.info presenta ciertas limitaciones interesantes sobre el estudio que, para ser honesto con vosotros, quiero compartir. Un estudio posterior con heroína demostraba que tardaban lo mismo en ejecutar conductas de aprendizaje (Bozarth et al, 1989); o posteriores acercamientos donde se les había administrado reforzadores (Schenk et al, 1982); o mayor consumo de cocaína en entornos enriquecidos como el rat-park (Hill & Power, 1976).