Las medidas a adoptar en tiempo caluroso son las que el sentido común nos aporta y han sido las que de forma lógica se han llevado a cabo a lo largo de los siglos. Lo que sucede ahora es que, entre que los medios de comunicación nos atiborran a propaganda, las necesidades sociales y que el hombre es un poco animal, pues parece que haya que proponer normas adicionales a las que dicta el sentido común. Por ejemplo, dicen las autoridades que no hay que hacer ejercicio a pleno sol. Naturalmente. Los pastores no sacaban a pastar a los rebaños a las 12 de la mañana. Otra idea genial: se aconseja llevar gorros, sombreros, etc, sobre todo las personas más vulnerables. Otro consejo inteligente que llevan los campesinos realizando desde hace siglos.

La regulación de la temperatura

La temperatura corporal es el resultado del equilibrio entre la producción y perdida de calor, como se refleja en la siguiente ecuación, que se muestra de forma asequible:

En condiciones de reposo el organismo quema los combustibles de forma incompleta. Es decir, que de toda la energía que se extrae de la combustión sólo una parte (digamos que alrededor del 40%) se emplea para:

  • Que nuestro corazón lata despacio (de 60 a 100 latidos/min) pero lo suficiente para mantenerte en reposo.
  • Que nuestro aparato respiratorio mueva una determinada cantidad de aire, respirando unas 15 a 20 veces/minuto. Que nuestro cerebro este “funcionando” al leer un libro, viendo la televisión, pensando, etc.

El resto de la energía transferida por las moléculas que se degradan es en forma de calor. ¿Qué hace entonces nuestro organismo? Dispone de varios procedimientos de eliminar el calor (radiación, conducción, convección y evaporación), de los cuales la evaporación de líquido es altamente eficiente. Hay personas que tanto la cantidad como la distribución de glándulas sudoríparas es escasa y sin embargo, logran mantener la temperatura de su interior (Tcentral), aunque con bastantes problemas cuando, por ejemplo, realizan ejercicio en lugares cerrados y poco ventilados. Estas personas enseguida enrojecen y son susceptibles a lipotimias.

Cómo ‘ordena’ perder calor el organismo

Cuando se detecta una variación de temperatura se ponen en marcha una serie de mecanismos que, como se ha señalado para el caso del calor agobiante que tenemos, uno es la sudoración. Básicamente el cuerpo tiene dos tipos de receptores de temperatura:

  1. Uno localizado en el interior de nuestro cerebro, que detecta las variaciones de temperatura de la parte central de nuestro cuerpo y se conoce con el nombre de temperatura central (TCentral).
  2. Múltiples receptores distribuidos por toda la piel que detectan las variaciones de temperatura de la piel y se denomina temperatura cutánea o periférica (TPiel).

El sistema formado por los receptores y la piel forman un complejo sistema para que dentro de un rango se mantenga el equilibrio referido en la ecuación 1. Como se ilustra en la figura 1, la TC  se relaciona con la Tpiel, de manera que se transfiere calor desde el centro hacia la periferia.

Figura 1

La velocidad de perdida de calor por evaporación depende fundamentalmente de la humedad ambiental y de la velocidad del aire alrededor de la superficie cutánea (ecuación 2). Esta ecuación, aparentemente muy compleja, es de sentido común. Aunque la cantidad de sudor depende de factores individuales (número de glándulas sudoríparas, distribución, producción y control de la sudoración etc), se puede estimar que es de alrededor de 1000 Kcal/h. Es obvio que si la humedad es del 100%, la perdida de líquido por el sudor se ve limitada por la cantidad de vapor de agua en el ambiente.

Cómo regulan la pérdida de calor los centros de control

El sistema nervioso se encarga de que la sangre pase a la piel y los vasos de la piel se dilaten, de manera que se produce una gran transferencia de calor desde el “centro” hacia “fuera”.

figura 2

Un exceso de temperatura puede desencadenar que los mecanismos de perdida de calor sean ineficientes desencadenándose una serie de alarmas que se resumen en la tabla 1.

Tabla 1. Peligros de la variación de temperatura. Se destacan los que padecemos en el verano.
Temperatura (0C)Consecuencia
40-44Golpe de calor o insolación con fracaso orgánico
38-40Hipertermina (por fiebre o ejercicio)
36-38Rango normal de temperatura
34-36Hipotermia moderada
30-34Deterioro de la termorregulación
27-29Fallo cardiaco

Población vulnerable

La población más vulnerable es la que se encuentra en la niñez y la vejez. Más aún estos últimos si están enfermos. La cantidad de sudor en los ancianos es menor que en los jóvenes debido a la menor cantidad de sudor por cada glándula sudorípara activada, dado que la densidad de las glándulas no parece verse afectada con la edad. Además, la distribución regional de las glándulas sudoríparas es distinta: hay una mayor sudoración en la zona de la frente y miembros que los jóvenes. La razón esgrimida es que la función glandular declina desde la periferia hacia el centro en las personas mayores. No obstante todos estos efectos vienen condicionados por la condición física, el estado de aclimatación, la hidratación, las enfermedades y la medicación que pudiera influir sobre el flujo de sangre a la piel

Se ha demostrado que los niños eliminan una cantidad de sudor de aproximadamente la mitad que los adultos. Los investigadores sugieren que este descenso es más consecuencia de mecanismos periféricos que de centrales. En otras palabras, la menor sudoración en niños es consecuencia de una menor irrigación de la piel, las glándulas sudoríparas eliminan menos cantidad de sudor y presentan una menor sensibilidad al estímulo que representa una determinada temperatura ambiente. En todo caso:

1ª) No se ha demostrado que los niños tengan un menor riesgo de deshidratación.

2ª) Los niños compensan la menor sudoración por otros métodos de perdida de calor.

3ª) Se ha detectado una mayor predisposición a manifestaciones por el calor (insolación etc.) en los bebés menores de 4 años.

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