Vivimos en la actualidad una crisis de natalidad en el mundo occidental, en España y, por ende, en Madrid. Nuestra tasa de natalidad nacional se sitúa en 1.19 hijos por madre en edad fértil. En Madrid es aún menor: 1.16. La tasa de natalidad en España viene descendiendo año tras año. Frente a las razones socioeconómicas que la explicarían (desempleo, precarización de los salarios, precio de la vivienda) y que disuaden a los jóvenes, hay otros condicionantes a la libertad de elección de la maternidad: razones culturales o ideológicas, e incluso otras explicaciones de orden biológico que entienden el fenómeno como un proceso natural irreversible. El problema está motivado, pues, por múltiples causas, no sólo económicas.
Los países ricos de nuestro entorno no escapan al llamado «invierno demográfico». Pero, si existe un invierno demográfico, ¿habrá una «primavera»? Tal vez no. La realidad es que se trata de un problema multicausal sin una única solución. Según estudios recientes un 54 % de las mujeres quisieran tener más de un hijo aunque no pueden. Esto les puede acarrear un empobrecimiento emocional y afectivo. Y ello a
pesar de los planes de natalidad, las políticas proactivas y las ayudas que el Estado ofrece para incentivar la natalidad.
La familia, un pilar fundamental
La familia es uno de los pilares fundamentales de la sociedad. La familia es, hoy como siempre, un colchón emocional y económico imprescindible. Desde 1976 se está produciendo una caída vertiginosa de la natalidad y del reemplazo generacional en
España. La fotografía social a largo plazo es alarmante: hoy en España tenemos un 50% de nacimientos de los que se contabilizaban a mediados de los 70. Y, aunque por sus dimensiones y sus consecuencias, es sin duda una cuestión de Estado que exige una solución global, la realidad es que sólo se está abordando por algunas comunidades autónomas, Madrid entre ellas.
El objetivo debería ser que las causas socioeconómicas existentes se combatan para que la mujer pueda tener los hijos que quiera (o ninguno) pero que su decisión no esté condicionada por elementos externos. No hay una conciliación real: es una falacia. Necesitamos garantizar la libertad de la mujer para poder ser madre si quiere.
«Si cambia nuestra supervivencia, cambia nuestra reproducción»
Otra teoría explicaría la crisis de natalidad como un proceso natural irreversible. Sostiene que vamos a una sociedad menos horizontal y más vertical, con muchas más generaciones coexistentes. Este proceso no comenzaría en los años 70 sino a mediados del siglo XIX y sería mucho más lento. La Humanidad tenía una esperanza de vida originaria de 30-40 años hasta mediados del siglo XIX. Cada década, desde
entonces, ganamos tres años de vida. Si cambia nuestra supervivencia, cambia nuestra reproducción, tanto en el ser humano como en las demás especies. Esta teoría concluye que, además de causas económicas y culturales, hay causas biológicas que explicarían la progresión: mamíferos con alta supervivencia tienen un índice reproductivo más bajo.
A principios del siglo XX la mitad de los nacidos no llegaban a cumplir quince años; el índice de natalidad era muy alto como método de compensación. Eso generaba una sociedad joven ¿Es eso lo deseable? Hoy en día la mitad de los nacidos cumplen ochenta años. ¿Es eso una mala noticia? La duda que surge es: ganamos longevidad pero ¿calidad de vida? ¿Nos exponemos a una vida
larga aunque solitaria y con falta de afecto? Puede que sea sostenible esa sociedad en términos económicos pero, ¿basta con eso?

«Ser madre debería ser el mayor gesto feminista»
Debemos tomar las medidas adoptadas por países nórdicos de protección de la familia y adaptarlas a nuestro modelo social mediterráneo. La familia ampliada española ha evitado crear un soporte de apoyo social estatal hasta ahora. También nos encontramos con una «cuestión ideológica»: estamos viviendo una revolución moral lenta. Hablamos tan mal de la maternidad que puede llegar a ser un gesto heroico. Existe una brecha de género; esta brecha en realidad es una «brecha de maternidad» en gran medida asociada al cuidado de los hijos.
Deberíamos también concienciar de que una comunidad que cuida más es una comunidad mejor. Se está extendiendo un discurso aparentemente progresista que, basado en un ecologismo mal entendido y un feminismo trasnochado, intenta mostrar la maternidad
como algo reaccionario. «Tener hijos es egoísta» se ha llegado a decir, cuando ser madre debería ser el mayor gesto feminista.
Estamos en un sociedad distinta. No vamos a volver a ser una comunidad joven. Si no es una crisis, no es un «invierno», entonces no habrá «primavera». No es un ciclo. Es un cambio irreversible desde mediados del siglo XIX y a largo plazo. No hay ninguna nación con precedentes de alta longevidad y alta natalidad. El cambio está provocado por el aumento de la longevidad que supone un gran logro pero tiene el precio de la natalidad.
Malos datos de natalidad
Según el INE, para 2064 tendremos un ratio de mayores y jóvenes activos de un 75 % lo que podría suponer un modelo insostenible. Iríamos a un modelo diferente pero no mejor. Si la mitad de la población va a llegar a los noventa años, ¿es compatible con
familias numerosas? Después de años de políticas sociales y familiares en Suecia y Francia apenas se ha remontado el ratio (de 1.3 a 1.8). Ninguna nación europea supera el 2.0. Incluso en Davos se ha hablado de implementar medidas de protección de la familia.
Según el INE, 2022 arroja los peores datos de natalidad de la historia de España. Tenemos cinco millones de personas que viven solas.
Y es que, como la natalidad depende del número de madres y no de hijos, vamos a peor porque cada vez las generaciones son más pequeñas y hay menos madres.
¿Se puede resolver esto con la inmigración? Desde hace 40 años contamos menos de dos hijos por mujer. No es una crisis coyuntural. Si queremos ser longevos no podemos ser una sociedad de jóvenes. Nigeria es una nación muy joven. ¿Queremos ser Nigeria?
Y sobre este tema, Larra, que no soy yo, no tenía opinión.
(*) Reflexiones tras la Jornada «La persona en el centro» celebrada en Las Rozas el 13
de enero de 2023.